Valentín Barco es el nuevo lateral zurdo del Sevilla FC y sustituye a su compatriota Acuña, que marchó a River Plate a coste cero para liberar masa salarial
Valentín Barco vivirá su segunda aventura en Europa de la mano del Sevilla FC. Tras unos meses con un rol muy secundario en el Brighton, donde apenas ha podido sumar minutos de la mano de Roberto De Zerbi (315 minutos), volará a España en busca de las oportunidades que le faltaron en Inglaterra. El acuerdo entre ambos clubes es total y el jugador ya dio el visto bueno a la operación.
El lateral argentino de 20 años es una de las jóvenes promesas de la Selección y dejó muy buenas sensaciones en Boca Juniors, donde irrumpió con fuerza para hacerse con la titularidad. En poco menos de una temporada se consolidó como un ídolo entre la afición ‘xeineze’ que anhela aún su marcha. Tras 35 partidos en la élite y una gran Copa Libertadores, el Brighton desembolsó 9.1 millones de euros por el jugador el pasado enero de 2024. Su paso ha sido disimulado, por lo que los británicos ven una oportunidad cederlo a un equipo en el que pueda foguearse en la máxima competición.
Valentín Barco jugará en el Sevilla FC hasta final de temporada
El Sevilla FC tanteó varios nombres en el mercado, siendo Javi Galán, del Atlético de Madrid, el jugador que más papeletas tenía de recalar en Nervión, aunque su alto salario imposibilitó su llegada. Más tarde aparecieron los ofrecimientos de Marcos Alonso y Juan Bernat. El primero está sin equipo tras su salida del FC Barcelona, donde no fue capaz de conseguir continuidad en los planes de Xavi, mientras que el segundo ha fracasado en el Benfica, donde apenas ha jugado 6 partidos en un año.
Valentín Barco es una operación de bajo coste ya que llegará cedido hasta final de temporada sin incluirse una opción a compra, algo que solicitaba Víctor Orta pero que ha sido rechazada tajantemente por parte del Brighton. La directiva del Sevilla FC situaba esta cláusula en una cantidad próxima a la que desembolsó el club inglés el pasado invierno, pero desprenderse de manera definitiva no entraba en las opciones de ‘las Gaviotas’.