
El Real Betis firmó una noche de ensueño en el Benito Villamarín tras imponerse al Real Madrid por 2-1 en un encuentro que confirma el resurgir del equipo de Manuel Pellegrini. Con un plan impecable, un centro del campo dominante y un Isco Alarcón magistral, los verdiblancos lograron superar al vigente campeón de Europa y sumar una victoria que les impulsa hacia los puestos europeos. En contraste, el conjunto de Carlo Ancelotti sigue sumido en una preocupante dinámica negativa: solo una victoria en los últimos seis partidos de liga, justo antes de medirse al Atlético de Madrid en la Champions.
El Madrid comenzó bien el duelo, con un planteamiento ofensivo que combinaba a Mbappé, Vinicius y Rodrygo junto a Brahim Díaz, encargado de sustituir al sancionado Bellingham. Durante los primeros veinte minutos, el equipo blanco controló el ritmo del encuentro, circuló con precisión y se adelantó pronto gracias a una buena acción colectiva. Mbappé fabricó la jugada con una de sus clásicas arrancadas, sirvió a Mendy, y este asistió a Brahim para abrir el marcador en el minuto 10. El Madrid parecía cómodo y dueño del partido… hasta que el Betis despertó.
A partir del minuto 25, el dominio cambió de dueño. Altimira, Johnny Cardoso e Isco comenzaron a adueñarse del mediocampo, desactivando por completo a los mediocentros blancos. El Betis creció con el balón y encontró el empate a balón parado: la defensa del Madrid perdió la marca de Cardoso en un córner y el estadounidense cabeceó solo para hacer el 1-1 en el minuto 34. Desde ese instante, los de Pellegrini fueron muy superiores. El Real Madrid se apagó, incapaz de romper la estructura verdiblanca ni conectar con sus estrellas de ataque.
La segunda mitad fue una exhibición táctica del Betis. Con un fútbol fluido, pausado y preciso, los locales movían la pelota con paciencia y rompían líneas con cada pase. En una de esas acciones, Isco filtró un pase al espacio para Jesús Rodríguez, que fue derribado por Rüdiger dentro del área. El propio Isco asumió la responsabilidad desde los once metros y, con un lanzamiento impecable, firmó el 2-1 en el minuto 54 ante la mirada impotente de Courtois. El malagueño, que volvió a brillar ante su exequipo, manejó el ritmo del encuentro a su antojo, con el público coreando su nombre en cada intervención.
Ancelotti, consciente del hundimiento de los suyos, movió el banquillo antes de lo habitual. En el minuto 59 dio entrada a Camavinga y Güler, retirando a un Alaba desbordado y amonestado. Sin embargo, los cambios no surtieron efecto. Mbappé, desdibujado, apenas generó peligro y fue sustituido en el minuto 75. Ni Rodrygo ni Vinicius encontraron espacios ante una defensa bética muy bien posicionada. El Madrid cerró el partido con solo tres disparos y la sensación de impotencia frente a un rival que le superó en intensidad, ideas y confianza.
El Betis, por su parte, celebró una victoria que sabe a redención. Después de semanas de dudas y críticas, el equipo de Pellegrini ofreció una actuación sólida, equilibrada y madura, ante uno de los rivales más exigentes del continente. Isco, con un gol y una dirección magistral del juego, fue el epicentro de la noche y el símbolo de un equipo que vuelve a creer.
El Real Madrid, en cambio, se marcha de Sevilla tocado y con muchas incógnitas antes del derbi europeo. “Es un golpe duro, tenemos que reaccionar”, admitió Ancelotti tras el encuentro. La liga, que parecía encarrilada a comienzos de año, vuelve a complicarse: el Madrid queda empatado a puntos con el Barcelona y, por primera vez en mucho tiempo, transmite más dudas que certezas.


